Las runas son un antiguo alfabeto germánico, utilizados en la escritura, la adivinación y la magia rúnica.
Se utilizaron en todo el norte de Europa, Escandinavia, las Islas
Británicas, Islandia además de América del Norte, lo que apoya a la
versión histórica que los vikingos llegaron a las Américas mucho antes
de Colón.
La palabra “runa” significa misterio, secreto o susurro.
Cada runa tiene significados esotéricos y propiedades relacionadas con
él, más allá de su sentido mundano y valor fonético. Cada uno de estos
símbolos se traduce en una palabra o una frase que significaron
conceptos importantes para los primeros pueblos que los utilizaron, en
representación de las fuerzas de la naturaleza y la mente. Cada runa tiene una historia asociada a ella, una relación con un Dios nórdico.
Se dice que Odin, el Alto Dios nórdico
de la Aesir, permaneció colgado de los árboles del mundo, clavado por
su propia lanza, durante nueve días y noches con el fin de obtener el
conocimiento de las runas. Cuando apareció por debajo de las runas el
conocimiento rúnico le dio el poder. Más tarde pasó este conocimiento a
la diosa Freya y ella, a su vez, le enseñó la magia de Sedir y de esta
forma se fue enseñando el lenguaje a la humanidad.
El alfabeto Rúnico alemán apareció por
primera vez entre las tribus de Europa central y oriental. Algunos
símbolos de las runas es probable que hayan sido adquiridas de otros
alfabetos, como el griego, etrusco y el romano temprano. La runas eran
de líneas rectas para que los caracteres adecuados para el corte en la
madera o piedra. Las primeras inscripciones en piedra Rúnico están
fechados a fines del siglo III, aunque es probable que el alfabeto
rúnico se han utilizado durante algunos siglos antes.
El viejo alfabeto rúnico germánico o
“los ancianos Futhark” contiene 24 runas. Las primeras seis runas del
alfabeto resultan de deletrear la palabra “FUTHARK”.
Con la propagación hacia el norte, más
precisamente Escandinavia, algunos símbolos rúnicos se retiraron y el
alfabeto se redujo a sólo 16 runas. Además, los cambios en el lenguaje
han llevado a que nueve runas se hayan añadido al alfabeto para
compensar por el extra sonido, y a varias runas se les dieron diferentes
letras correspondientes; a este alfabeto ampliado a 33 símbolos, se
conoce como el anglosajón.
Consultar las Runas
La
creciente fuerza que el Oráculo Rúnico viene adquiriendo en el mundo no
se debe a lo exótico de su propuesta ni a la fascinación que ejercer la
mitología del norte de Europa, si no que surge de su profundidad
simbólica, la cantidad de matices en su significado y por contrapartida,
la exactitud de sus mensajes.
Cada runa se
vincula a una serie de ideas afines. Obviamente no podemos aplicar todas
ellas en cada pregunta formulada, pero sí es viable relacionar dichos
contenidos con el tema y entorno de la pregunta. Es preciso hacer una
interpretación comprensiva, amplia y de ser posible intuitiva; es decir,
donde juegue un papel importante nuestra sensibilidad a las metáforas
que cada runa envuelve.
En la medida en que se formula claramente una pregunta, aumenta nuestra capacidad de penetrar en la respuesta.
En la medida en que quien consulta expresa más claramente sus dudas y
necesidades, será más fácil para el terapeuta ayudarle a ver las vías
y los caminos a tomar, y de esta forma estará en mayor capacidad de
brindarle ayuda y consejo, pues estaremos también en mayor sintonía con las implicaciones
del problema o situación del consultante. Es importante destacar, que
en ese discernir hay un nivel racional, de sentido común, que nos ubica
en la temática contextual; pero también un sentir, como capacidad de
ser sensible a las posibles asociaciones y evocaciones para fluir con
ellas, inspirados por las runas. En este punto, ya estamos tocando el
terreno del tercer contexto: el personal.
Contexto personal de quien realiza la consulta
Hay personas a quienes se les hace más
fácil que a otros el uso de las runas. No hay duda de que cada quien
tiene talentos diferentes y estos nos permite realizar sin esfuerzo
aquello que a otros les toma mucho tiempo y trabajo. Entre esos talentos está la intuición. En el caso de las runas, la intuición
se pone de manifiesto en la capacidad de interpretarlas creativamente,
de encontrar la relación entre su significado y la situación que se
consulta, de visualizar la aplicación de sus metáforas en cada tema
consultado.
En todo caso, un mensaje rúnico, al igual que otros métodos orientativos como el tarot evolutivo, la cábala, la carta astral,
etc., tiene casi tantas lecturas posibles, como intérpretes. Todo
depende de la óptica del profesional, de su formación, de su posibilidad
de asociar acontecimientos y significados, de su experiencia y sentido
intuitivo. En pocas palabras, la interpretación del mensaje es siempre
una cuestión de percepción. Siendo más un arte que una ciencia, cada
profesional prioriza y relaciona los mensajes según su visión particular
de la vida, sus propias vivencias y su formación.
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